Escribo para soltar el peso de cuarenta años rumiando el mito de mi padre, las infinitas versiones de mi padre.
A sus cuarenta años, como un road trip, sin más referente que una fotografía vieja, una hija emprende la búsqueda de su padre. Mientras narra la decisión de ir a conocerlo y el viaje que la lleva de Ciudad de México a Michoacán, iremos construyendo, junto a ella, el pasado, los amores, las alegrías, los accidentes, las ausencias.
«Todos somos hijos de Pedro Páramo», nos dice Alma Delia Murillo, ante el factor tan común que es el abandono del hogar por parte del padre. Frente a este hecho, ella se desnuda en cada capítulo para hablarnos de la necesidad de reconstruir ese símbolo de peso universal, para lograr definirse.
Su vida, entonces, se despliega como el entramado de esta búsqueda: entre siete hermanos y una madre trabajadora, la protagonista crece y reflexiona no sólo sobre su biografía, sino también sobre la historia de un país profundamente dividido en donde las mujeres no han contado lo suficiente, desde su punto de vista, el relato del padre.