Por fin se dio cuenta de que había algo que el dinero no podía comprar… el amor de su esposa
Opal Clemenger estaba en la ruina y el único hombre que podía ayudarla era el despiadado magnate Domenic Silvagni.
Domenic era increíblemente rico y creía que podía conseguirlo todo con dinero… incluyendo una mujer. Así que accedió a ayudar a Opal con la condición de que se casara con él.
Opal no tenía otra alternativa que casarse con él, pero no esperaba que hubiera otra exigencia: que le diera un heredero…