A los 9 años -y por seguir a sus amigos que habían logrado cruzar la calle- el pequeño Hugo René Lavandera se aventuró al asfalto. Un coche aplastó su mano derecha y, ya en el hospital, tuvieron que amputársela.
La infancia de ese niño podría haber quedado agazapada detrás de esa anécdota. Sin embargo, sus ansias de convertirse en mago y su esfuerzo por imponer el deseo en lugar de la limitación, llevaron a René Lavand a ser uno de los magos más famosos de la historia: el mago de una sola mano.
La gran Leila Guerriero escribe acá un perfil periodístico inolvidable aparece en su libro Frutos Extraños que recopila textos de su autora publicados entre 2001 y 2008.
