ciento cincuenta el número de personas con las que nos podemos relacionar de forma más o menos cercana
Berenice Torresцитуєторік
Los ojos de los otros son nuestras prisiones; sus pensamientos, nuestras jaulas. VIRGINIA WOOLF
Berenice Torresцитуєторік
Quiere fijar la historia para vengarse, quiere vengar la historia para conjurarla tal como fue, para evocarla tal como la añora.
Berenice Torresцитуєторік
Hoy está en un lugar –en uno de los lugares– donde la lastimaron, en este cuarto conocido del que renegaba en el recuerdo.
Berenice Torresцитуєторік
Con ella volvió a aprender la zozobra, la angustia del que quiere y lo dice, invitando al otro para que destruya. También volvió a aprender los celos, el odio y el deseo, la necesidad –nunca satisfecha– de la venganza.
Berenice Torresцитуєторік
Aprendió de chica a controlar la zozobra, a negar cuanto pudiera llevarla del lado del desorden, del desmán, de la locura: se defendía con sus fantaseos, con su aislamiento, sobre todo con una conducta ejemplar.
Berenice Torresцитуєторік
Todavía no sabe cuál es el peor suplicio: no ver o no poder cerrar los ojos.
Berenice Torresцитуєторік
No sabe –nunca lo ha sabido– si está o no enferma. No sabe lo que es un dolor físico: alguien tiene que decírselo, alguien tiene que permitirle que le duela.
Berenice Torresцитуєторік
Quién se va, quién se fue, quién no se puede ir: quién, por fin, rompe.
Berenice Torresцитуєторік
Desamparada, se aferra a las páginas que ha escrito para no perderlas, para poder releerse y vivir en la espera de una mujer que quería y que, un día, faltó a una cita. Está sola: tiene mucho miedo.
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