Carl Chinn

  • b1443881277цитує2 роки тому
    «Red Right Hand»
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    resulta interesante por contarnos de esa forma el relato de una temida y peligrosa banda llamada «Peaky Blinders» que gobierna el distrito de Small Heath (Birmingham) tras el fin de la Primera Guerra Mundial.
  • b1443881277цитує2 роки тому
    En 1890, el periodista estadounidense Julian Ralph alabó Birmingham y proclamó que era «la ciudad mejor gobernada del mundo».
  • b1443881277цитує2 роки тому
    Los chicos menores de catorce años debían ir a estas escuelas cuando se suponía que habían cometido algún delito, como mendigar, o si sus padres no podían controlarlos.
  • b1443881277цитує2 роки тому
    bandy» (un deporte parecido al hockey que se juega con una pelota pequeña y, en el caso de los jóvenes de la clase trabajadora, con palos).
  • b1443881277цитує2 роки тому
    En una nación en la que se negaba tanto a los pobres, estos eran los dueños de las calles.
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    Dyke Wilkinson, quien nació alrededor de 1835 y vivió desde los nueve años en el Dog and Partridge de Kenyon Street, Hockley, una taberna que regentaba su padre. En 1912 escribió:

    Mi único patio de juegos era la calle. Mi grupo de amigos y yo jugamos cientos de veces a «pitch back»,* «fox and dowdy»* y «bear and tender», entre otros juegos bruscos
  • b1443881277цитуєторік
    Estos juegos relativamente inocentes terminaban, a menudo, en peleas callejeras
  • b1443881277цитуєторік
    recordaba:

    Todos los chiquillos desde, más o menos, los seis años hasta la edad adulta (que, en 1920, eran los catorce años) debían formar parte de una banda callejera y experimentar la guerra entre calles rivales para creerla.
  • b1443881277цитуєторік
    De pequeños nos peleábamos con miembros de otras calles: Avenue Road, Chester Street, Holland Road, Rocky Lane… Oh, los de Whitehouse Street éramos los puñeteros gallitos del norte. Éramos Dougie Ayres, Jackie Hunt, Herbert Mortiboy, Bobby Steel, yo y otro puñado de chicos. La gente nos observaba mientras nos peleábamos a puñetazos. Sabían que no nos hacíamos daño. Cuando acababas en el suelo, no podías volver a la trifulca. Nunca vi ninguna patada. Si te tocaba pelear, lo hacías rodeado de un círculo de personas y los policías solo intervenían si alguien resultaba herido.17
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