la siesta era la forma más económica y eficiente de pasar el rato.
Dianela Villicaña Denaцитує2 роки тому
Al mirar en esa dirección vi un animal negro que se desplazaba junto al camino
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«¿Estás bien?», oí decir a alguien por detrás. El canto de las cigarras se alejó suavemente. Al darme la vuelta vi unas piernas envueltas en una falda blanca con vuelo de encaje
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En ese instante sentí un dolor agudo en la otra mano. La mujer sonrió. «¿Estás bien?» «Estoy bien», dije, y me miré la mano izquierda. Sobre la uña llena de tierra vi un pequeño escarabajo rojo mordisqueando la punta de mi dedo anular
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Te pasa algo en la mano? A ver, enséñamela», dijo, y me tendió la suya. Saqué la mano que tenía escondida y se la puse frente a ella. El bicho rojo seguía prendido a mi dedo
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Del lado contrario a la casa de mis suegros había una casa grande y lujosa. Había visto su nombre puesto en la entrada, pero mi suegra me había dicho que no hacía falta saludar, ni a ellos ni a ningún otro vecino. «No te preocupes, hoy en día es mejor no ir a presentarse
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Sabes, la señora Matsuura es muy buena persona. Tienes suerte de que sea tu suegra», dijo muy sonriente. «¿Sí? Sí, claro», asentí. «Sí, eso es lo más importante. Hasta luego
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Sabes? Hoy vi a un animal raro, negro», le conté a marido, que se acababa de sentar a la mesa, mientras le servía la cena
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El caso es que estaba persiguiendo a ese animal y me caí en un agujero.» «¿Un agujero
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Me resultaba extraño que me llamase «la nuera». Creo que nunca nadie se había referido a mí así. En el trabajo me llamaban por mi nombre, y en todo caso nadie se había dirigido a mí como «la nuera
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