María Ospina Pizano

«Tengo una hermana que no veo hace mucho, pero la pienso todos los días, que se hace la muerta, pero que debe de estar viva».

Pero no podía ni siquiera descansar por el miedo tan berraco pavor que me daba de que en cualquier momento pudieran encontrarme

Pero no podía ni siquiera descansar por el miedo tan berraco pavor que me daba de que en cualquier momento pudieran encontrarme

Habría podido caminar más, pero pensé en el peligro de encontrarme con gente del otro frente que estaba cerca echando plomo combatiendo contra una de las brigadas móviles del enemigo Ejército. A

Habría podido caminar más, pero pensé en el peligro de encontrarme con gente del otro frente que estaba cerca echando plomo combatiendo contra una de las brigadas móviles del enemigo Ejército. A

La ocasión es lo que nos acaece, lo que nos cae encima.

Sus letras chuecas tiñeron el papel del cuaderno como un escándalo

Zenaida le había contado que su papá las sacó del colegio a ella y a sus hermanas cuando terminaron la primaria porque decía que las mujeres que sabían mucho se volvían vagabundas. Que aprendían a mandarle cartas a los novios.

Percibió el calor del motor recién estacionado, el ventilador crujiendo debajo de las latas, el olor a cemento con gasolina

Percibió el calor del motor recién estacionado, el ventilador crujiendo debajo de las latas, el olor a cemento con gasolina

Y entonces me tocó ponerme a pelear por el mío. La señora halaba el cadáver y yo furiosa le decía No señora, no me lo zarandee, déjemelo quietico que este muerto es mío. Imagínese si no iba a saber que ese era mi cuñado si toda la vida le hice el manicure.