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Kate Bolick

  • Francisco Zavalaцитуєторік
    Esto también significa que, a pesar de no ser pocas, las solteras se consideran siempre una anomalía, una aberración con respecto al orden social.
  • Francisco Zavalaцитуєторік
    ¿En qué habría estado yo pensando? Es difícil que no te guste un hombre que ve la belleza de una mujer en su espíritu, no en la perfección de su rostro.
  • Nelly Plataцитує2 роки тому
    El mayor acontecimiento de todos —un acontecimiento sutil que los dos eran demasiado simples para entender— era que los pies de Louisa se habían adentrado en un camino […] tan recto e inmutable que sólo encontraría freno en la tumba y tan estrecho que no cabía nadie más a su lado.
  • Nelly Plataцитує2 роки тому
    hombres desean la sensación de poder más que la de libertad. […] Desean a alguien dependiente de ellos más que a un camarada. Mientras puedan ser los amos y señores en un piso de treinta dólares, estarán dispuestos a ser esclavos en el mundo exterior. […
  • mecalcagцитує2 роки тому
    Edna Millay, había cinco mujeres así: la articulista Maeve Brennan, la columnista Neith Boyce, la novelista Edith Wharton y la socióloga visionaria Charlotte Perkins Gilman
  • mecalcagцитує2 роки тому
    Para entorpecer aún más el autoconocimiento, existe la teoría de que los seres humanos carecemos de imaginación para «recordar» nada que se remonte a una o dos
  • mecalcagцитує2 роки тому
    generaciones anteriores a la nuestra, lo que limita nuestra memoria histórica a las épocas de nuestros padres y abuelos. Ésta puede ser la razón por la que la llamada «edad dorada» de los cincuenta y primeros sesenta se siga cerniendo de esta manera sobre nuestra conciencia contemporánea y nos fuerce a muchos a creer que la institución del matrimonio siempre ha sido y siempre será así. No somos capaces de ver, a través del denso seto de normas y expectativas, las décadas precedentes
  • mecalcagцитує2 роки тому
    Nadine Gordimer, Edna O’Brien, Annie Proulx
  • mecalcagцитує2 роки тому
    He terminado de leer Según venga el juego de Joan Didion y La casa de la alegría de Edith Wharton
  • mecalcagцитує2 роки тому
    La mujer se llamaba Maeve Brennan. Se acababa de reeditar una versión ampliada de su recopilación de ensayos, Crónicas de Nueva York
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