Íñigo Jáuregui

Hay dos tipos de síndromes de abstinencia con respecto al tabaco, y estoy convencido de que es el segundo el que produce más recaídas

Tuve que ponerme las manos en las axilas porque querían matarla, agarrarla del cuello y simplemente estrangularla

Te he salvado la vida —dije—. ¿No te das cuenta? ¿Es que no te entra en la cabeza? Te he salvado la puta vida.
—Hijo de puta —murmuró—. Controlador, criticón, cerril, engreído y complaciente hijo de puta. Te odio

Y me aburría el día entero de ser tan feliz.

Y me aburría el día entero de ser tan feliz.

¿Pero entonces la calle no es nuestra? ¡En vez de comer, nos comen!

aldita calle, maldita libertad! ¡Cómo añoraba mi cárcel!

verte salir esta mañana, comprendí que un gato rollizo como tú no está hecho para las ásperas alegrías de la libertad. Sé dónde vives. Te dejaré en la puerta.

Yo me moriría en la calidez de tu hogar. Tu vida regalada es buena para gatos bastardos, pero los gatos libres nunca pagarán con la prisión tus manjares y tu cojín de plumas.

La verdadera felicidad, el paraíso, mi querido amo, consiste en ser encerrado y golpeado en una habitación donde haya carne.
Hablo de los gatos, claro.