No importa cómo lo hagamos, siempre lo haremos mal!”. La actitud inconsciente hace la diferencia entre ser responsables o ser culpables, en el sentido de que la culpa implica alevosía, ensañamiento y premeditación, sentimientos por demás poco frecuente entre los padres hacia los hijos, aunque algunas veces puedan verse; la responsabilidad, en cambio, es ineludible, porque después de todo hemos concebido y criado a nuestros hijos, intentando casi siempre darles lo indecible en la mejor manera; sin embargo, por fatalismos implícitos en la ley humana, terminaremos maltratándolos en alguna forma.