James Williams

una amenaza de última generación para la libertad del ser humano se ha materializado ante nuestros ojos.

Ha llegado trayendo consigo el regalo de la información, un recurso escaso y valioso hasta la fecha, pero que se nos ha brindado en tal abundancia y a tal velocidad que se ha convertido en una rémora.

En lugar de secundar nuestras intenciones, se dedican a captar y monopolizar nuestra atención.

La liberación de la atención humana podría ser la lucha ética y política decisiva de nuestro tiempo.

Ralph Waldo Emerson dijo que «a veces un grito es mejor que una tesis».

La atención humana parece haber sufrido un cambio profundo y potencialmente irreversible en la era de la información. Reaccionar a este cambio como es debido podría ser el mayor desafío moral y político de nuestro tiempo

Y, como anticipaba en la década de 1970 el economista Herbert Simon, cuando la información abunda, el bien escaso pasa a ser la atención:

no era la de organizar la información, sino la de gestionar la atención.

La liberación de la atención humana podría ser la lucha ética y política decisiva de nuestro tiempo

Pero a medida que estos nuevos poderes se convertían en parte esencial de nuestros pensamientos y acciones, hemos empezado a percatarnos de que, como le sucedió a Diógenes con Alejandro, nos hacen sombra