Ana Serrano

Por otra parte, si el Estado ha de pedir seriamente perdón por los atropellos cometidos, las disculpas deberían ir acompañadas por un proceso participativo e incluyente de construcción de una memoria colectiva y un relato público nacional —o, más bien, plurinacional—

Donde la víctima es objeto de un ataque, el vencido es sujeto de una lucha. Si la víctima padece la acción de otro, el vencido es el sujeto de la acción propia, aunque dicha acción no haya tenido éxito.

¿Y la conquista? La lectura de la historia de una América mestiza ha permitido matizar la idea de violencia asociada al concepto de conquista. Sin eludir las conquistas espirituales y de los cuerpos, la idea de mestizaje va trazando una línea de sentido entre el “caos de los primeros decenios”, el “conjunto de los esfuerzos por atenuarlo o por conjurar sus efectos destructores” y, finalmente, las nuevas prácticas y creencias que surgen a partir de estas tensiones, dando lugar a la “trama de culturas” que da forma al continente americano a partir del siglo xvi.

la conquista de México tuvo un carácter expansivo y multitemporal e involucró a agentes diversos en sus motivaciones, prácticas, resultados y también resistencias.

Las conmemoraciones siempre tienen dos vetas, una laudatoria y otra crítica, marcando posicionamientos ante el pasado, en el presente y hacia el futuro. De momento, el istmo sigue intacto, el pasado pertinaz, el futuro abierto.

el hecho de que quizá el colonialismo empezó con la llegada de los españoles a América, pero su continuación ha sido obra de los mexicanos desde la Independencia y no se le ha puesto un alto hasta ahora.

Que estos monumentos se hayan forjado y se mantengan en países cuyos mitos fundacionales refieren muchas veces a las guerras de Independencia habla mucho de sus sociedades.

Más bien, llevaron a la construcción de nuevas naciones que impusieron una nueva forma de colonialismo, pero esta vez interno, por el que los herederos de los conquistadores siguieron dominando a los descendientes de los pueblos nativos derrotados.

los gobiernos mexicanos de los últimos doscientos años renunciaron a llevar sus de por sí escasos esfuerzos redistributivos hasta aquellas regiones y optaron por pactar con los señores locales, por dejar intactas sus estructuras de opresión.

Como símbolos que son, las estatuas cargan consigo y dan cuerpo y materialidad a los mitos fundacionales de una sociedad y a los valores que la rigen.