Es, antes que nada, una revolución cultural. Pero esto no es todo. Se refiere también a salir de la economía, cambiar los valores y, por lo tanto, desoccidentalizarse. Este es precisamente el programa asumido por los «partisanos» del decrecimiento dentro del proyecto sobre el postdesarrollo.
La cuestión de salir del imaginario dominante o colonial, tanto para Castoriadis como para los antropólogos antiimperialistas, es un tema central pero complicado, porque no podemos decidir cambiar nuestro imaginario y mucho menos el de los demás, especialmente si son «adictos» al crecimiento. Solo nos queda pensar primero en la educación, la paideia, que para Castoriadis tiene un papel esencial.
[...] ¿Qué significa, por ejemplo, la libertad o la oportunidad de los ciudadanos para participar —se pregunta— si en la sociedad de la que hablamos no hay algo —que desaparece en los debates contemporáneos...— que es la paideia, la educación del ciudadano? Eso no significa enseñarle aritmética, significa enseñarle a ser un ciudadano. Nadie nace ciudadano. ¿Que cómo convertirse en uno? Aprendiendo a serlo. Lo aprendemos, primero, observando la ciudad en la que vivimos. Pero, seguramente, no mirando la televisión actual. (Castoriadis, 2010)