Si le preguntase cuándo luimos a vivir juntos, él no tendría ni que abrir la agenda: me diría exactamente qué día, qué mes y qué año empezamos a compartir piso. Alguna vez, por error, creí que era porque me quería, pero en realidad es una característica innata de Yukio, que tiene mucha más memoria que yo para los detalles y debe de recordar al dedillo lo que ocurrió el día en que me dijo: «Quiero que nos separemos». Seguro que lo recuerda absolutamente todo, como el