Ese sería un final malísimo: sólo para que la gente no rompa las sillas. Pero no importará, porque ya se habrá visto el final bueno: el final donde la muerte llega a cualquier hora, sin importarle que uno no haya vivido su vida: como es la muerte de los niños, como la que mató a Hugo. O como la que podría llegarme un día de estos a mí, y dejarme muerto: sólo para que mi cuerpo se pudra, y Leonardo ya no pueda besarme…