Nunca sé bien que decir respecto a poesía, pero sí que se nota que Szymborska ya era una gigante, incluso en esta obra tan temprana.
Aquellos poemas que tratan sobre niños; sobre como ya no se marcará su altura con lápiz en los marcos de las puertas, aquellos poemas en los que puede retratar a su pueblo en tres líneas, aquellos poemas de aves, cielos y liberaciones; aquellos poemas en los que se habla de la sangre, violencia y guerra sin llegar a ser grotesco... Uf. Esos poemas nos enfrentan con el pasmo, el hartazgo, y también un atisbo de esperanza de que quizá vayamos a aprender algo. Esos poemas son los que más se quedan conmigo.
Las ilustraciones son preciosas, te meten esa vastedad, esa soledad, esa lejanía -pero también esa luminosa promesa de que hemos dejado atrás cosas terribles-; todo eso te lo meten debajo de la piel. Un libro pequeñito e insondable.
📣"A vosotros, queridos niños, os será fácil
creer que la tierra es redonda,
y mirar a los ojos del pájaro
sin pena, como si estuvieran vivos.
A nosotros nos costará algo más. Nosotros
lo sabemos: quien disparó al pájaro en vuelo
estaba en una tierra plana,
plana como una bandeja en la que
hay trofeos, fértiles frutos,
un mineral solar y las vísceras
necesarias para las profecías de guerra."
Lo que la ganadora del premio Nobel nos muestra aquí es un reflejo de todo lo que pasaba en aquellos años. Escritos entre 1944 y 1948, estos poemas nos dejan ver un poquito de la guerra a través de los ojos y el corazón de su autora.
Está es una lectura fácil, ligera y que sobre todo, vale mucho la pena.