"Pones demasiado tu corazón en las cosas, Anne", dijo Marilla, con un suspiro. "Me temo que habrá muchas decepciones guardadas para ti a lo largo de la vida".
Así que Matthew y yo lo hemos hablado una y otra vez desde entonces.
Alexander Spencer, el cartero lo trajo de la estación, diciendo que vendrían en el tren de las cinco y media esta noche.
casa y su hogar y usted no
dolorosas dudas. "Solo no digas que no te
"No entiendo", dijo Matthew impotente, deseando que Marilla estuviera cerca para hacer frente a la situación.
"Bueno, será mejor que le preguntes a la chica", dijo el jefe de estación descuidadamente. "Me atrevo a decir que será capaz de explicarlo: tiene su propia lengua, eso es seguro. Tal vez no tenían muchachos de la marca que querías".
Se alejó alegremente, con hambre, y el desafortunado Matthew tuvo que hacer lo que fue más difícil para
"Bueno, será mejor que le preguntes a la chica", dijo el jefe de estación descuidadamente. "Me atrevo a decir que será capaz de explicarlo: tiene su propia lengua, eso es seguro. Tal vez no tenían muchachos de la marca que querías".
Se alejó alegremente, con hambre, y el desafortunado Matthew tuvo que hacer lo que fue más difícil para
"No entiendo", dijo Matthew impotente, deseando que Marilla estuviera cerca para hacer frente a la situación.
"Bueno, será mejor que le preguntes a la chica", dijo el jefe de estación descuidadamente. "Me atrevo a decir que será capaz de explicarlo: tiene su propia lengua, eso es seguro. Tal vez no tenían muchachos de la marca que querías".
Se alejó alegremente, con hambre, y el desafortunado Matthew tuvo que hacer lo que fue más difícil para él que tener un león en su guarida: caminar hacia una niña, una niña extraña, una niña huérfana, y preguntarle por qué ella No era un niño. Matthew gimió de espíritu al darse la vuelta y arrastrarse suavemente por la plataforma hacia ella.
Ella lo había estado observando desde que la había pasado y ahora tenía sus ojos en él. Matthew no la estaba mirando y no habría visto cómo era realmente si lo hubiera sido, pero un observador común lo habría visto: una niña de unos once años, vestida con un vestido amarillento muy corto, muy apretado y muy feo. -Gris wincey. Llevaba un sombrero marinero marrón descolorido y debajo del sombrero, que se extendía por la espalda, había dos trenzas de cabello muy grueso y decididamente rojo. Su cara era pequeña, blanca y delgada, también muy pecosa; su boca era grande y también sus ojos, que parecían verdes en algunas luces y estados de ánimo y grises en otras.
Hasta ahora, el observador ordinario; un observador extraordinario podría haber visto que la barbilla estaba muy puntiaguda y pronunciada; que los grandes ojos estaban llenos de espíritu y vivacidad; que la boca era dulce y expresiva; que la frente era ancha y llena; en resumen, nuestro observador extraordinario y perspicaz podría haber llegado a la conclusión de que ningún lugar común habitó tanto el cuerpo de esta mujer-hija callejera de quien el tímido Matthew Cuthbert tenía tan ridículamente miedo.
"Bueno, será mejor que le preguntes a la chica", dijo el jefe de estación descuidadamente. "Me atrevo a decir que será capaz de explicarlo: tiene su propia lengua, eso es seguro. Tal vez no tenían muchachos de la marca que querías".
Se alejó alegremente, con hambre, y el desafortunado Matthew tuvo que hacer lo que fue más difícil para él que tener un león en su guarida: caminar hacia una niña, una niña extraña, una niña huérfana, y preguntarle por qué ella No era un niño. Matthew gimió de espíritu al darse la vuelta y arrastrarse suavemente por la plataforma hacia ella.
Ella lo había estado observando desde que la había pasado y ahora tenía sus ojos en él. Matthew no la estaba mirando y no habría visto cómo era realmente si lo hubiera sido, pero un observador común lo habría visto: una niña de unos once años, vestida con un vestido amarillento muy corto, muy apretado y muy feo. -Gris wincey. Llevaba un sombrero marinero marrón descolorido y debajo del sombrero, que se extendía por la espalda, había dos trenzas de cabello muy grueso y decididamente rojo. Su cara era pequeña, blanca y delgada, también muy pecosa; su boca era grande y también sus ojos, que parecían verdes en algunas luces y estados de ánimo y grises en otras.
Hasta ahora, el observador ordinario; un observador extraordinario podría haber visto que la barbilla estaba muy puntiaguda y pronunciada; que los grandes ojos estaban llenos de espíritu y vivacidad; que la boca era dulce y expresiva; que la frente era ancha y llena; en resumen, nuestro observador extraordinario y perspicaz podría haber llegado a la conclusión de que ningún lugar común habitó tanto el cuerpo de esta mujer-hija callejera de quien el tímido Matthew Cuthbert tenía tan ridículamente miedo.
Solo llevo allí cuatro meses, pero eso fue suficiente.
EN CUANTO A SU FELICIDAD Y MISERIA
De la igualdad procede la diferencia
De Diffidence Warre
Fuera de los estados civiles,
De la igualdad procede la diferencia
De Diffidence Warre
Fuera de los estados civiles,
Una ley de la naturaleza Qué
Naturalmente, todo hombre tiene derecho a todo
La ley fundamental de la naturaleza
La segunda ley de la naturaleza
Qué es establecer un derecho
Renunciando (o) transfiriendo lo correcto; Obligación Deber Justicia
No todos los derechos son enajenables
Contratar qué | La transferencia mutua de Derecho es lo que los hombres llaman CONTRATO.
Pacto Qué
Regalo gratis
Signos de contrato expreso
Signos de contrato por inferencia
El regalo gratuito pasa por palabras
Naturalmente, todo hombre tiene derecho a todo
La ley fundamental de la naturaleza
La segunda ley de la naturaleza
Qué es establecer un derecho
Renunciando (o) transfiriendo lo correcto; Obligación Deber Justicia
No todos los derechos son enajenables
Contratar qué | La transferencia mutua de Derecho es lo que los hombres llaman CONTRATO.
Pacto Qué
Regalo gratis
Signos de contrato expreso
Signos de contrato por inferencia
El regalo gratuito pasa por palabras
fb2epub
Перетягніть файли сюди,
не більш ніж 5 за один раз