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Natasha Brown

  • Constanza Marambioцитуєторік
    Esperaba que mostrase cierta madurez, le dijo él, cierto ojo. Se levantó de la silla, fue hacia ella, rozándola, pese a que el despacho era enorme y había sitio de sobra. Necesitaba visión de conjunto y pensar en su futuro y en el peso que tenía su palabra allí. Eso lo dijo mientras abría la puerta del despacho.
  • Constanza Marambioцитуєторік
    Se quedó mirando sus párpados cerrados y temblorosos mientras la lengua lenta de él empujaba y hurgaba en la suya. Visualizó su propio cuerpo, con las extremidades encogidas, metido en una caja. Él se apartó, sonrió, soltó una risita, bajó la vista hacia ella. Le acarició el hombro, luego los dedos, luego la cara. No pasa nada, le dijo. No pasa nada, no pasa nada
  • Constanza Marambioцитуєторік
    Ahí está el tema. Yo llevo cinco años aquí. Mi mujer... siete u ocho. Hemos estado trabajando, hemos pagado nuestros impuestos. ¡Vamos con Inglaterra en la Copa del Mundo! Así que cuando el gobierno nos mandó registrarnos, que nos bajásemos la aplicación esa y pagásemos para registrarnos, nos dolió. Esta es nuestra casa. Nos sentimos expulsados. Es como si a ti te dicen: Vete a África. Imagínate que te dijesen: no-no, tú no eres británica de verdad, vete a África. Pues eso.
  • Constanza Marambioцитуєторік
    Le dije a mi novio que no pasaba nada. Estaba bien. No hacía falta que me acompañase. Pero él insistió en que al menos quedásemos para tomar algo después del trabajo. Una salida para levantar los ánimos. Vale. Hacía una noche bastante agradable, con una temperatura impropia de septiembre. Tomamos cerveza en el césped del viejo pub que hay cerca de la estación de Blackfriars. Y todo, le dije, estaba bien. Falsa alarma. Las palabras falsas podían parecer ciertas. Se convenció fácilmente, acostumbrado como estaba a los finales felices y las soluciones indoloras
  • Constanza Marambioцитуєторік
    Mis padres y mis abuelos no habían tenido estas oportunidades; sentía que no me podía permitir desperdiciar las mías. Aun así, no me parecía correcto propagar esas mismas creencias entre una nueva generación de niñas. Era una forma de camuflar la falta de progreso: daba a sus aspiraciones una forma sumisa y uniforme, y las convertía a ellas mismas en trabajadoras agradecidas y diligentes que comprendían su papel en la sociedad. Que conocían los límites de todo ascenso.
  • Constanza Marambioцитуєторік
    Que debo tomar una decisión.

    Nada es una decisión.

    Pero no confío en poder decir lo que quiero decir, así que lo único que digo es que me marcho. Es hora de volver al trabajo. Busco mis cosas, tengo que irme.

    Nada es una decisión.
  • Constanza Marambioцитуєторік
    La respuesta: integración. Siempre, la presión está ahí. Intégrate, intégrate... Fúndete en el crisol. Y luego, sal y viértete en el molde. Comba tus huesos hasta que se astillen y rompan y encajes al fin. Doblégate hasta tener su forma. Intégrate, dicen, animándote. Luego, con el ceño fruncido. Más tarde, una y otra vez. Y, siempre ahí, calladamente, bajo el lenguaje apremiante de tolerancia y cohesión: ¡desaparece! Dilúyete en la sopa multicultural londinense. No como Lou. Aquí, no. Dentro, no.
  • Constanza Marambioцитуєторік
    Cómo voy a usar un lenguaje como este para examinar la sociedad a la que refuerza? La sociedad que lo concibió; cuya voz lo dotó de existencia y lo impulsó a la madurez, mientras su pueblo emborronaba con su erudita caligrafía cualquiera de los lugares que yo podría considerar mi casa?
  • Constanza Marambioцитуєторік
    La mano blanca que va impresa en la furgoneta blanca blande unas esposas plateadas frente a un fondo negro, y junto a ella, un letrero con efecto sello le estampa a esa burla tan de patio de colegio una legitimidad pagada del bolsillo de los contribuyentes: VETE A CASA o atente a las consecuencias.
  • Constanza Marambioцитуєторік
    Es el impulso de un chico que comprende a su vez, en su carne y en sus huesos y en su sangre y en su piel, que ha nacido para timonear esta gran nación, en la que el sol nunca se pone. Todavía no. Aún luce el sol. Y el cielo es increíblemente azul. Vuelve a ser él.
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