Claudia Patricia Valencia Molina

Para los universitarios, el impulso de la actividad sexual, entendida como una apuesta de experiencia personal, compite con los riesgos de infección y de embarazo.

En el presente caso, ya no son los mares desconocidos que fueron la delicia de los aventureros navegantes, sino los mares del mundo abierto desconocidos para los adolescentes tardíos, distanciados gradualmente del hogar, de la vigilancia y de la guía de los padres y de los cuidadores, los que invitan al riesgo y a la aventura.

Mirados a través del lente de la evolución, sus más exasperantes rasgos pueden ser la clave para su éxito como adultos, puso el foco de atención sobre un tema que es motivo de angustia para algunos padres. En el proyecto aquí tratado, se trabajó con estos “adultos emergentes”, quienes están dejando la tutela de sus padres y entran a la “socialización terciaria” del estudio en la universidad.

El término sentipensante fue propuesto por Orlando Fals (2009), uno de los fundadores y de los orientadores de la sociología que inspira este proyecto.

propone que riesgo y emoción constituyen un “arreglo” (assemblage), es decir, una asociación dinámica en la que los procesos cognitivos, considerados usualmente racionales, aparecen transidos por emociones de todo orden, incluso por aquellas que, despectivamente, algunos consideran “viscerales” o “del

Visto así, los subprocesos de una relación sexual tienen varios “propósitos”, como el de satisfacer deseos sexuales en “las agencias” humanas involucradas o el de propagar la especie en los agentes patógenos de determinada infección. Se entrecomilla la palabra “propósito”, pues para algunos sería impropio decir que los patógenos tienen propósitos; no obstante, desde el plano analítico, aquí se considera que sí los tienen a su modo.

Visto así, los subprocesos de una relación sexual tienen varios “propósitos”, como el de satisfacer deseos sexuales en “las agencias” humanas involucradas o el de propagar la especie en los agentes patógenos de determinada infección. Se entrecomilla la palabra “propósito”, pues para algunos sería impropio decir que los patógenos tienen propósitos; no obstante, desde el plano analítico, aquí se considera que sí los tienen a su modo.

Como lo señala el título, el foco de análisis del libro es explorar la variedad de situaciones en que dos o más cuerpos humanos que se relacionan sexualmente se encuentran, a veces, sin pensarlo, con otros agentes biológicos (llamados virus) o con los agentes genésicos de los embarazos. Para los adultos “razonables”, incluidos los epidemiólogos y los funcionarios de salud pública, la acción efectiva o positiva de estos agentes no humanos o prehumanos que causan la infección o el embarazo no planeado son fuente de peligro (hazard, en inglés).

“nadie sabe lo que puede el cuerpo”.

“nadie sabe lo que puede el cuerpo”.