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LAVA

  • Olga Ayusoцитує13 днів тому
    Los hombres no entendían las palabras. Estaban más allá de las palabras de una mujer.
  • Olga Ayusoцитує13 днів тому
    Me puse dura porque el miedo hace eso, o te acojona y te deja vacía, temblando en los rincones de una casa que pese a estar llena de ratas te parece un milagro, o te hace crecer los ovarios. Te los hace crecer hasta que son más grandes que la casa, más grandes que las ratas, carajo, más grandes que la mancha de sangre en el vestido de encaje de mi chamaca. Casi tan grandes como la selva, pero siempre más pequeños que las lágrimas de una hija.
  • Olga Ayusoцитує13 днів тому
    El miedo de los niños te acojona o te deja vacía.
  • Olga Ayusoцитує13 днів тому
    No hay dinero en este mundo que pueda en realidad comprar la ilusión que inspira un cuerpo.
  • Olga Ayusoцитує13 днів тому
    La pobreza heredada de generación en generación, más tenaz que la muerte, porque era vivir como muertos en vida, sin esperanza de un antes o un después. Cuando había pan era del hijo. Si había arroz era del hijo. Para la madre nada. Las madres nada merecen tener y ella se había cansado de eso, del hijo y de su peso, de su pobreza heredada, de ser mujer y del derecho al hambre que no le permitían sentir.
  • Olga Ayusoцитує13 днів тому
    Durante demasiados años se han estado mirando uno al otro como para no darse cuenta de las diferencias entre verdad y engaño.
  • Olga Ayusoцитує13 днів тому
    La curiosidad y el deseo, ¿eran parte de su culpa?
  • Olga Ayusoцитує13 днів тому
    De niño, habría sido más fácil decirle adiós a todo. No había mucho de qué despedirse, salvo del miedo,
  • Olga Ayusoцитує13 днів тому
    alguien tan jodido como tú, dice Ifigenia, es siempre interesante.
  • Olga Ayusoцитує13 днів тому
    Dice Santa que no hay dios aquí, pero ella se equivoca, hay un dios en todas partes, solo que a veces no es bueno y otras veces es sordo, y en ocasiones la selva es tan enorme que los rezos no flotan lo suficientemente arriba ni llegan al cielo. A dios hay que ablandarle los oídos con padrenuestros. Hay que hacerle señales de humo para que baje los ojos y se dé cuenta de que aquí estamos.
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