Todo el contenido es una maravilla, pero específicamente «las pequeñas virtudes» es un texto espectacular. Bellísimo, que habla de la relación de uno con sus hijos. Y de cómo se debe buscar el amor a la vida sin darle importancia a las pequeñas virtudes, a las cosas banales, pues.
No sé qué es lo que hace que me conmueva tanto cada libro de Ginzburg pero creo que tiene que ver con cómo sabe regresar a detalles y ambientes en el momento perfecto, en cómo hace personajes tan entrañables con tan poco y en cómo se sedimenta la historia al final y sientes que te despides de tu propia familia o tienes esa sensación de que recuerdas todo lo que pasó años después en una casa distinta.