Si bien la narración es cruda en tanto que no deja a la imaginación qué es lo que está pasando y puede resultar perturbador, es algo necesario. Angot describe perfectamente el desasosiego, el miedo, la náusea apenas contenida. Una gran novela.
Obviando el papel nefasto del padre, esta novela es un testimonio conmovedor sobre el amor entre madre e hija, con sus vaivenes que no pocas veces devinieron en tsunamis debido al trauma que se nombra. Quedé profundamente conmovida.