Milorad Paviç

El mejor verso es precisamente el que se puede habitar.

Me amas? –le preguntó ella.

–¿Por qué es tan importante decirlo?

–Porque la palabra humana sigue siendo el ser vivo más antiguo en la tierra –respondió la griega.

La alegría es la única cosa eterna en el universo.

Escribí una novela en forma de diccionario, otra en forma de crucigrama, la tercera en forma de clepsidra y la cuarta como un manual para leer las cartas del tarot.

los océanos, los mares, los grandes ríos, los arroyos, el sudor cuando hacemos el amor o blandimos los sables para

matarnos, incluso el aliento mientras nos susurramos mutuamente algo tierno, se evaporan, se vuelven granizo, nieve, lluvia, escarcha, rocío…

Así, una sola cena nos alimentó a los cuatro: a nosotros dos y a nuestras almas en los espejos

de la gente que prendía fuegos dentro de sus sombras

bellísima Margaret Atwood con un enorme sombrero que le caía hasta los hombros, más esplendorosa e irresistible que sus libros.

Con el tiempo llegan los años en que, como compañeros de paseo, ya no escogemos a la gente con la que nos unen la juventud y las viejas amistades, sino las enfermedades.