Carmen Bordeu

“estar en las nubes”,

el viejo odio hacia mí mism

era un lugar dado a las desapariciones, al menos a primera vista. El establecimiento de la señora Baird era igual a miles de pensiones en Escocia en 1945: limpio y tranquilo, con empapelado de flores desteñidas, suelos relucientes y un calentador de agua a monedas en el baño

Estas preciosa a la luz de las velas, ¿sabes? Tus ojos son como el jerez en una copa de cristal y tu piel resplandece como el marfil.

Más sorprendente, ni siquiera se recriminaba a sí misma por pensar que alguien podía amarla. Solo estaba triste.

—Las mamás siempre vuelven

por qué sigue

por qué sigue

South Weald House

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