María Medem

cuando una persona muere solo aparenta morir. Sigue viva en el pasado, así que es una tontería que la gente llore en su funeral. Todos los momentos, pasados, presentes y futuros, han existido siempre y siempre existirán.

Era absolutamente necesario recurrir a la crueldad porque Billy no hacía nada por salvarse. Billy quería abandonar. Tenía frío, hambre y vergüenza, y era un inútil. Después de esos tres días, apenas sabía si estaba despierto o dormido, y tampoco veía muchas diferencias entre andar o estar quieto.

—, es una tarea ingrata la de decir a la gente que está en un Universo duro, duro

—Bea —dijo—, si te parezco indiferente a tus desgracias, es sólo porque sé que al final todo terminará bien. Si parece grosero de mi parte que no me indigne ante la idea de que formes pareja con Constant, es sólo porque admito que será para ti un marido mucho mejor de lo que yo nunca he sido ni seré.

—Bea —dijo—, si te parezco indiferente a tus desgracias, es sólo porque sé que al final todo terminará bien. Si parece grosero de mi parte que no me indigne ante la idea de que formes pareja con Constant, es sólo porque admito que será para ti un marido mucho mejor de lo que yo nunca he sido ni seré.

—Si hay algo que no entiende —la instó el doctor Breed—, pídale al doctor Hovarth que se lo explique. Se le da muy bien explicar cosas. —Se volvió hacia mí—. El doctor Hoenikker siempre decía que un científico que no supiese explicarle a un niño de ocho años qué estaba haciendo era un charlatán.
—Pues eso es que soy más tonta que un niño de ocho años —se lamentó la señorita Pefko—. Ni siquiera sé qué es un charlatán.

—Aún no nos ha dicho qué es un don nadie —dije.
—Un don nadie es alguien que se cree tan condenadamente inteligente que es incapaz de tener la boca cerrada. Digas lo que digas, tiene que llevarte la contraria. Si dices que te gusta algo, Dios sabe que te dirá que te equivocas. Los don nadies hacen cuanto pueden por conseguir que te sientas como un idiota. Da igual de lo que hables, él sabe más que tú.

«Cuidado con el hombre que se esfuerza mucho por aprender algo, lo aprende y no es más sabio que antes —nos dice Bokonon—. Siente un rencor homicida por las personas que son igual de ignorantes sin haberse esforzado.»

Aprendí, por ejemplo, la cosmogonía bokononista, en la que Borasisi, el sol

sostenía a Pabu, la luna, en sus brazos, con la esperanza de que Pabu le diese un hijo ardiente.

Pero la pobre Pabu le daba hijos fríos, que no ardían; y Borasisi los apartaba con repugnancia. Eran los planetas, que daban vueltas alrededor de su terrible progenitor a una distancia prudencial.