Verónica Pérez Arango

la decisión firme de dejar de cantar

la decisión firme de dejar de usar color

la decisión firme de no demostrar

la decisión firme de tomar decisiones firmes

gustaría acariciar tus pestañas

de abajo para arriba,

viajar con vos y parar

en los restoranes precarios de la ruta,

Pero en este cuarto el instante se queda flotando

y se demora. ¿Alguna vez sentiste

que la felicidad no era el movimiento continuo,

o el jadeo agitado sino la quietud?

Me recuesto sobre tu pecho, sube y baja

su marea, entredormida sueño

con las últimas horas de la playa,

donde el oleaje se estira tierno y manso

sobre la arena.

Me decís hermosa a la mañana

Es extraño soñar con vos y

Despertar con vos

Como si estuvieras en dos planos

MUDANZA

el ficus se dañó con la mudanza
los días que tardó el colchón
en llegar empecé a bruxar
tengo sueños donde estoy enojada
conmigo misma y me doy órdenes
me digo relajate y me duelen los dientes
busco profundamente reencontrar
una vida sana, que quizás no sea lo mismo
que una vida controlada,
es una duda que tengo
¿si me siento bien
es porque antes estaba mal
o simplemente peor?
me faltaba luz y ahora
el sol invade la casa
una vida es un montón de cosas
trasladándose de un lugar a otro
buscando permanecer de una vez
en reposo

Voces que se entraman con otras y juntas construyen un tejido colorido y fuerte, bello y afortunadamente imperfecto.

Soy un pequeño país tropical
a la espera del gran tornado.

pareciera que ningún lugar
nos correspondiera
salvo el de ser aptas
y definidas por ellos
quizás si tenemos suerte
escribir poemas sobre flores
que no amenacen ningún orden

A mí no me cuesta adaptarme.
Me cuesta permanecer.

y qué pasará cuando quiera armarme
y no encuentre, por ejemplo, el corazón.