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Sara Mesa

Mala letra

  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитує8 хвилин тому
    que cuando me llamó y me pidió que fuese, lo que sentí fue una mezcla de alegría y de angustia. Alegría porque, después de todo, me ilusionaba preparar la maleta; angustia porque no sabía cómo iba a resolverlo para que no se quejasen demasiado. Una vez más tendría que mentir.
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитує11 хвилин тому
    No me lo imaginaba así, aunque tampoco sabía muy bien qué es lo que había imaginado. Era un tipo oscuro, delgado, con una argolla diminuta en la oreja. Venía con un mono de trabajo, botas de montaña y las manos engrasadas. Miraba mal y olía mal. Sacó su paquete de tabaco y en
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитує11 хвилин тому
    Una muerte calmada, tenue; una muerte como quizá no merecía –admitió Carlos.
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитує11 хвилин тому
    Carlos debería enfrentarse a ella y averiguar si era cierto que habló con el viejo o si, por el contrario, sólo tomaron el café despacio y en silencio, o si todo consistió en bebérselo aprisa, sin decir nada, y después ella se levantó, cogió su carrito de ruedas y se marchó a seguir con el reparto en la calle de las casas antiguas, flanqueadas por magnolios y jazmines deprimentes, o si en realidad ni siquiera estuvo allí dentro, y no vio las latas
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитує11 хвилин тому
    la llamó primero «roja» y después «puta» y después «puta roja», y masculló obscenidades, mientras sus ojos miraban hacia atrás, hacia otro tiempo de vergüenza y de furia. Y según aseguró la mujer más tarde a todo aquel que quiso escucharla, no había remordimiento en sus palabras, sino un oscuro odio enconado que ya no se podía transformar en acciones, pero no por falta de ganas, sino a causa de la vejez, igual que aquel viejo tenía que levantarse cada día no por falta de sueño, sino a causa de las sábanas ardientes, o que dejaba de beber no por falta de sed, sino de bebida. Y la mujer sintió una mezcla de compasión y de asco
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитує9 днів тому
    –Sí, pero en los ojos se le notaba la violencia. Y cualquier mujer tendría miedo de un hombre desnudo, tenga éste la edad que tenga, mientras que al revés lo que sentiría un hombre sería pena o asco.
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитує9 днів тому
    , pero en los ojos se le notaba la violencia. Y cualquier mujer tendría miedo de un hombre desnudo, tenga éste la edad que tenga, mientras que al revés lo que sentiría un hombre sería pena o asco.
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитує12 днів тому
    Quinqui–, la tía acompañada del tío –él apesadumbrado–, cogiéndome otra vez del brazo y mascullando: sabía que estarías aquí, cómo lo buscas, eres como una puta, y ésa fue la primera vez de las muchas que vendrían más tarde que utilizó esa palabra-piedra, «puta», pero no como quien insulta, sino simplemente como quien designa una realidad indiscutible, con frialdad y conciencia.
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитує12 днів тому
    primero que debe aprender una niña a cierta edad –y yo ya había cumplido diez años– es a callarse.
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитує12 днів тому
    extrañeza, extendió los brazos cuando me abalancé hacia su cuerpo. Y en el recibidor mismo, donde yo casi me caía –y ésa era la culpa, ésa, y no el cosquilleo que durante meses había estado sintiendo con tibieza–, le pedí que nos arrodilláramos juntos, le pedí que rezáramos a aquel Dios en quien ella creía, ansié creer en Él y obtener su perdón y su consuelo, y supe que no era yo quien tenía una misión con Braulia, sino más bien al revés, que ella me rescataba a mí de la indiferencia.
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