Los tres primeros años

Lo que tu infancia no sea yo tampoco lo seré.

Diez centímetros de humedad para que roten las galaxias, cambios que no se originan en cómodas estructuras mentales.

Ahora esta es mi comprensión del diluvio.

A VISTA de pájaro no entiende
el mundo pero lo ama.
Ella no es un pájaro, pero su bruma.
En esos primeros años hubo cajas para abrir
juntas de dilatación y sustancias que
pegan pero un carnaval de desórdenes.
Pero el mar lleno de crestas consecuencias.
Ella sabe amar, su cuerpo no lo perdona

LA MADRE ES hoy un dibujo
sin su fondo de colores primarios está de viaje puede
comer sola dormir sola sentirse
sola y en una ciudad que no comprende
y sueña sueños que pertenecen a otra mujer como
se deduce de los arenques el jarabe de arce el
bajo cero se pregunta qué contendrá el sueño
que deja olvidado en su habitación se pregunta
por los pies en el barro del niño que vio en Idomeni

hacemos a los que amamos quien somos

El amor es y después busca su duración de frutilla sobre el asfalto

donde aún sólo sucede eso, la llanura, presente horizontal. Pero sobreviene el mar, el final del verano, la comunidad en su apogeo de relojes y yo sigo sin comprender qué (me) ha pasado. Hay una mujer en mí que aún no es la madre y que está detenida o que nunca será la que es madre y fluctúa como un otro sistema sanguíneo de esta no unidad

Agosto como una llanura final

Tu forma de ser madre, madre que
por fin no es la mía esférica unitaria equivalente a ti
teta que todas las ciencias concita
acuerdo en el sector conservador del Olimpo