Todo esto nos puede llevar a una confusión que nubla la mente, inquieta el alma y nos conduce a tomar decisiones inadecuadas. En medio de tal caos y confusión, anhelamos escuchar la voz de Dios con mayor claridad.
Dios quiere traer orden a nuestra existencia. Quiere reorganizar nuestras prioridades. Si le permitimos hacerlo, seremos más felices de lo que jamás imaginábamos que era posible en esta vida, y finalmente entonces conoceremos la paz que todos añoramos pero que muy pocos eventualmente encuentran. Nuestra espiritualidad católica nos invita constantemente a establecer las profundas raíces de orden en nuestra vida y una de las mejores maneras que conozco es rezando el rosario.
El rosario funciona. Es una forma muy poderosa de hacer oración. Hay algo en él que asienta nuestra mente y nuestro corazón. Pone todo en perspectiva y nos permite ver las cosas según lo que realmente son. Llega a las profundidades de nuestra alma y nos calma, generando una paz que es inusual y bella.
Cuando rezo el rosario, soy una mejor persona. Me hace un mejor hermano, esposo, padre, empresario, vecino, ciudadano y miembro de la familia humana. Me enseña a tomar las cosas con más calma, a serenarme, a dejar lo que haya que dejar, a renunciar a mí mismo y entregarme, y a escuchar. El rosario nos enseña cómo simplemente ser y esa no es una lección pequeña ni insignificante. Es la oración perfecta para la gente con múltiples demandas en un mundo caótico, confundido y agitado.
Pero no me tomes la palabra. Descúbrelo tú mismo. Desarrolla el hábito de rezar el rosario y descubre los tesoros de esta poderosa oración ancestral.
