El estilo de lectura empleado con mayor frecuencia por los cristianos contemporáneos es rápido, reducido, con el fin de recoger información y sobre todo, práctico. Leemos por lo que podemos obtener de ello, lo que podemos poner en práctica, lo que pensamos que podemos usar—y ahora mismo. «Nosotros… nosotros… nosotros… nosotros…» de principio a fin