Me mordí el labio, reprimiendo un grito. Poco después, caí al suelo, respirando de manera entrecortada, mientras esperaba a que el escozor se aliviara.
Me estremecí.
—Vale… Bueno… No ha estado tan mal.
—Y una mierda —repuso Daemon ayudándome a ponerme en pie—. Kat…
Me solté, realizando más inspiraciones profundas.
—De verdad que estoy bien. Tenemos que seguir practicando.