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Книжки
Federico Lorca

La casa de Bernarda Alba

  • Mariangel Guedezцитуєминулого місяця
    Martirio: ¡Calla y no me hagas hablar, que si hablo se van a juntar las paredes unas con otras de vergüenza!
  • Mariangel Guedezцитуєминулого місяця
    Adela: (Saltando llena de celos.) No ha sido broma, que tú no has gustado nunca de juegos. Ha sido otra cosa que te reventaba el pecho por querer salir. Dilo ya claramente.
  • Mariangel Guedezцитуєминулого місяця
    Martirio: ¿Qué tienes tú que olvidar?
  • Mariangel Guedezцитуєминулого місяця
    Martirio: ¿Qué piensas, Adela?
  • Mariangel Guedezцитуєминулого місяця
    Martirio: ¡Puede que a él le guste!
  • Danielцитуєторік
    LA PONCIA.— No pasa nada por fuera. Eso es verdad. Tus hijas están y viven como metidas en alacenas. Pero ni tú ni nadie puede vigilar por el interior de los pechos.
  • Danielцитуєторік
    BERNARDA.— Cada uno sabe lo que piensa por dentro. Yo no me meto en los corazones, pero quiero buena fachada y armonía familiar. ¿Lo entiendes?
  • Danielцитуєторік
    ADELA.— Yo no. A mí me gusta ver correr lleno de lumbre lo que está quieto y quieto años enteros
  • Danielцитуєторік
    BERNARDA.— Sí, que vengan todos con varas de olivo y mangos de azadones, que vengan todos para matarla.

    ADELA.— ¡No, no, para matarla no!

    MARTIRIO.— Sí, y vamos a salir también nosotras.

    BERNARDA.— Y que pague la que pisotea su decencia
  • Danielцитуєторік
    BERNARDA.— Una hija que desobedece deja de ser hija para convertirse en una enemiga
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