Cuando vinimos aquí y nos acostamos por última vez antes de romper. Cuando aún nos queríamos, pero lo nuestro pendía de un hilo. Cuando todos los sueños que habíamos compartido se iban rompiendo uno a uno para desaparecer. Al menos eso había creído yo, porque ella se había ocupado de protegerlos comprando esta casa. Yo le decía adiós mientras ella luchaba por nosotros en secreto.