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Richard Bentall

Medicalizar la mente

¿Existe alguna prueba de que la psiquiatría haya tenido un impacto radicalmente positivo en el bienestar de los seres humanos?

Sorprendentemente, según el destacado psicólogo Richard P. Bentall, parece que la respuesta es negativa. Mientras que la historia reciente de la medicina somática ha estado marcada por grandes y espectaculares avances que han conducido a un aumento significativo de las probabilidades de supervivencia en casos de enfermedades potencialmente mortales, no existen pruebas de similares avances en la capacidad para tratar un trastorno mental grave.

En Medicalizar la mente, el autor nos revela la cruda realidad que se halla tras los sistemas de atención a la salud mental en Occidente, donde según la OMS los pacientes se recuperan con mayor dificultad que en los países en vías de desarrollo. Dado que la atención psiquiátrica se construye con frecuencia sobre la base de mitos y confusiones sobre la locura, los pacientes de este sistema, especialmente vulnerables, no tardan en descubrir la fuerte dependencia que la psiquiatría tiene de los fármacos.

Bentall aboga fervientemente por una nueva forma de atención al paciente, una atención que considere a cada persona individualmente y establezca un intercambio comunicativo con ella, replanteando así nuestra forma de entender los trastornos mentales y su tratamiento en el siglo XXI.
613 паперових сторінок
Правовласник
Bookwire
Дата публікації оригіналу
2014
Рік виходу видання
2014
Видавництво
HERDER EDITORIAL
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Цитати

  • Anieцитує4 місяці тому
    La falta de pruebas de mejoría en la evolución de pacientes que sufren una enfermedad mental grave fue subrayada por primera vez por el psiquiatra y antropólogo Richard Warner en su influyente libro de 1985, Recovery from Schizophrenia: Psychiatry and Political Economy.38 Warner consiguió identificar 68 estudios americanos y europeos en los cuales se hacía un seguimiento a pacientes con diagnóstico de esquizofrenia y se evaluaba su evolución. No halló ninguna prueba de una mejoría global desde las primeras décadas del siglo xx. Resultó de gran importancia la observación de Warner respecto a que nada indicaba que la introducción de la clorpromazina y de otros antipsicóticos hubiese afectado a la evolución de los pacientes, pero que sí había pruebas de la importancia de la situación económica: los pacientes se recuperaban peor en épocas de recesión que en épocas de auge económico.
  • Anieцитує4 місяці тому
    El segundo Premio Nobel fue otorgado al neurocirujano portugués Ehas Monitz por el desarrollo de la leucotomía prefrontal, una operación del cerebro en la cual las fibras nerviosas que van de las regiones frontales del cerebro a las más posteriores son cortadas de forma rudimentaria. Hoy en día, aquel uso extendido de la leucotomía prefrontal es considerado un capítulo negro de la historia de la psiquiatría. Sin duda alguna, los servicios psiquiátricos han sido privados del tipo de desarrollo en tecnología terapéutica que han marcado el progreso de la medicina moderna, a excepción quizás del descubrimiento de la clorpromazina
  • Anieцитує4 місяці тому
    El primero de ellos fue concedido en 1927 al psiquiatra vienés Julius Wagner-Jauregg, quien desarrolló un método para tratar a pacientes con parálisis general progresiva (fase final de la sífilis, en la cual se infecta el cerebro). Wagner-Jauregg infectó a sus pacientes de malaria y el estado febril que le siguió aparentemente frenó el avance de la enfermedad, o en algunas ocasiones incluso hizo que retrocediese.34 La terapia de Wagner-Jauregg (que en cualquier caso se realizó para una enfermedad que hoy en día sería considerada como neurológica en lugar de psiquiátrica) fue polémica en su día, y su uso fue decayendo tras la Segunda Guerra Mundial.

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