Sabe a final del día, a cese de actividad, a armonía lograda, a anuncio de noche íntima… Es un tiempo en que todo comienza a quedar indefinido, entre un Sol que ya apenas luce y una Luna que todavía no ilumina, un reino de nadie. Ni de Sol ni de Luna. Y, dentro de ese tiempo indefinido, casi irreal, sus criaturas.