bookmate game
es
Mariana Zapata

De Lukov, con amor

Повідомити про появу
Щоб читати цю книжку, завантажте файл EPUB або FB2 на Букмейт. Як завантажити книжку?
  • María Mafaileцитує5 місяців тому
    Habían pasado cuatro años desde que nos retiráramos y aún no tenía la sensación de que hubiera pasado tiempo suficiente. Cuatro años desde que Ivan se sometiera a una operación para soldarle la columna.
  • María Mafaileцитує5 місяців тому
    —Me encanta cómo sonríes —dijo con expresión somnolienta y soñadora—. Te diría que mostrases tu sonrisa más a menudo, pero mejor no.

    Contemplé cada centímetro de aquel rostro perfecto.

    —¿Por qué?

    Ni siquiera tenía los ojos abiertos cuando respondió:

    —Porque no se la dedicas a cualquiera. —Apoyó la mejilla en la mía y su pecho sudoroso hizo lo mismo al concluir—: Y no tengo intención de compartirte.
  • María Mafaileцитує5 місяців тому
    Te quiero, Jasmine —dijo, al tiempo que el ritmo se aceleraba—. Te quiero, te quiero, te quiero —repitió.
  • María Mafaileцитує5 місяців тому
    —Y yo te quiero.

    Había vuelto a decirlo.

    —Te quiero tanto que me paso el día contigo y aún me parece insuficiente.

    Dejé de respirar.

    —Te quiero tanto que, si no puedo patinar contigo, no quiero volver a patinar con nadie.

    Hostia… puta…

    —Te quiero tantísimo, Jasmine, que si me partiera el tobillo durante un programa, me pondría en pie y lo acabaría para conseguirte lo que siempre has deseado.

    Era amor. Lo único que sentía era amor. Iba a llorar. Iba a ponerme a llorar como una gilipollas. Allí mismo.
  • María Mafaileцитує5 місяців тому
    —Pase lo que pase, ¿vale? —le pregunté mientras nos deslizábamos hasta el punto de partida y nos deteníamos allí.

    Sin soltarme, Ivan asintió y dio un paso atrás para colocarse en posición. «Pase lo que pase», repitió sin emitir sonido alguno. Pero entonces sus labios siguieron formando palabras. Exactamente dos: «Te quiero».

    Si hubiera llevado cualquier otro calzado salvo mis patines, habría trastabillado o me habría caído o alguna movida por el estilo. Me habría dado un culetazo de órdago y probablemente me habría rajado la barbilla.
  • María Mafaileцитує5 місяців тому
    Estabas enfadado por mí?

    —Menuda perspicacia, Sherlock. La idea de que estuvieras disgustada por culpa de ese malgasto de oxígeno me sacaba de quicio. Te merecías algo mejor. —Me sonrió y apretó nuestras manos contra su costado—. Si ibas a llorar por alguien, iba a ser por mí.

    —Eres idiota.

    —Lo sé.
  • María Mafaileцитує5 місяців тому
    También dije que te destruiría. Te has olvidado de esa parte —terció una voz familiar, haciendo que los dos nos girásemos y descubriésemos a Ivan con la cabeza asomada por la rendija de la puerta entreabierta, con el cabello engominado y cada pelo en su sitio, la cara perfectamente afeitada, limpio y reluciente todo él. Sonreía. Y sostenía un ramo de rosas rojas.

    Lo quería. No tenía la más remota idea de qué diantres había sucedido ni cómo, pero en ese momento lo quería tanto que podría haberme explotado el corazón.
  • María Mafaileцитує5 місяців тому
    Era mi compañero, pero era mucho más que mi compañero: era mi otra mitad, y lo único que podía hacer para agradecerle ese regalo que me había hecho, esa certidumbre de que me consideraba invencible, era asegurarme de que ganáramos.

    Le daría lo que había querido de mí desde el principio. Le daría todo mi puñetero ser.
  • María Mafaileцитує5 місяців тому
    Los amigos podían besarse por sentir alivio. No había introducido su lengua en mi boca ni se había propasado. Solo se alegraba de que estuviera bien. Solo me besaba porque… ¿por qué no? Se preocupaba por mí. La gente se besaba por mucho menos, incluso sin conocerse de nada.
  • María Mafaileцитує5 місяців тому
    Entonces fue él quien me interrumpió. Con su boca. Sus labios presionaron los míos. Los sellaron. Los cubrieron. Con fuerza. Y luego besó mi labio superior, mientras yo intentaba dilucidar qué demonios estaba pasando.

    Ivan me estaba besando. A mí.

    Su boca se deslizó de pronto hasta mis ojos y presionó los labios sobre uno de mis párpados y sobre el otro, raudo, como una palpitación tan ligera que apenas la noté. Un hueso orbital y el otro. Mientras yo seguía allí sentada. Allí sentada sin retirarme ni apartarlo ni decirle que no. Su boca recorrió mis mejillas, cálida y maravillosa como nada en el mundo.
fb2epub
Перетягніть файли сюди, не більш ніж 5 за один раз