Gózate en tu obra, cuyo solo espectáculo basta para envenenar los ojos.
Odin Klausцитує7 років тому
OTELO.—Esposa mía, quise besarte antes de matarte. Ahora te beso, y muero al besarte. (Cae sobre Desdémona y muere.)
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El gobierno queda en manos de Casio. Y en cuanto a Yago, creed que si hay algún tormento que pueda hacerle padecer eternamente sin matarle, a él se aplicará. Vos estaréis preso, hasta que sentencie vuestra causa el Senado de Venecia.
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OTELO.—Hasta el valor he perdido: un niño podría desarmarme. Pero ¿qué importa? ¡Vaya con la virtud la honra! ¡Húndase todo!
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EMILIA.—¡Perverso Otelo! Yo encontré aquel pañuelo; yo misma se le di a mi marido, porque con muchas instancias me había pedido que lo robara.
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OTELO.—¡Qué dolor! Pero Yago sabe que ella mil veces se entregó a Casio. El mismo Casio lo confesaba, y además recibió de ella, en pago de su amor, el pañuelo, el regalo nupcial que yo le hice,
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DESDÉMONA.—Nadie. Yo me maté. Que Otelo me conserve en su recuerdo. Adiós, esposo mío.
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OTELO.—La hora inevitable ha llegado. DESDÉMONA.—Dejadme rezar una oración. OTELO.—Ya es tarde. (La estrangula.)
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DESDÉMONA.—Déjame vivir siquiera esta noche. Mátame mañana.
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DESDÉMONA.—¡Esposo mío, destiérrame de tu presencia, pero no me mates!