—Señora —le dijo el obispo a Lolotte—, nunca tendremos el respeto suficiente por los nobles espíritus a quienes Dios dota de sus rayos. Sí, la poesía es algo santo. Quien dice poesía, dice sufrimiento. ¡Cuántas noches silenciosas han hecho falta para componer las estrofas que usted admira! Salude con amor al poeta que casi siempre lleva una vida desgraciada y a quien sin duda Dios reserva un lugar en el cielo entre sus profeta