Los juegos del hambre 2 – En llamas

Katniss, el Distrito 12 ya no existe

Y, si pudo hacer eso detrás de esa máscara de sarcasmo y embriaguez, de una forma tan convincente y durante tanto tiempo, ¿en qué otras cosas me ha mentido? Ya lo sé

La expresión en el rostro de Haymitch. «Katniss, cuando estés en la arena…», me dijo con el ceño fruncido, con recelo. «¿Qué?», me oigo contestar, tensa, a la defensiva por una acusación todavía sin formular. «Recuerda quién es el verdadero enemigo —me pidió—. Eso es todo

así nos presentó Effie Trinket, que no tenía ni idea, a la gente del Capitolio el año pasado, antes de que nos conocieran: éramos como trozos de carbón que se convertían en perlas gracias al peso de nuestra existencia; la belleza que surgía del dolor.
Peeta limpia la perla en el agua y me la da.
—Para ti

Cuando me despierto, noto una breve y deliciosa sensación de felicidad que, por algún motivo, tiene que ver con Peeta

Creía que era una experta en hambre, pero se trata de hambre completamente distinto

En vez de satisfacerme, los besos tienen un efecto contrario, aumentan la necesidad

pero solo hubo un beso que despertase un cosquilleo en mi interior, solo un beso que me hiciera desear más. Sin embargo, la herida de la cabeza empezó a sangrar y él me obligó a tumbarme

Vuelvo a sentir lo mismo, lo que solo había sentido en una ocasión, en la cueva, el año pasado, cuando intentaba que Haymitch nos enviase comida

Así que, antes de que pueda hablar, lo silencio con un beso