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Rosario Castellanos

El eterno femenino

  • Soliloquios Literariosцитує2 роки тому
    ADELITA: ¿Pos qué no la ve? Panzona, meciéndose muy por encima de todos, llena de dulces, de frutas, de cosas que se deben de regalar, de repartir entre todos. ¡La piñata son los ricos!
  • Rocío Toledoцитує2 роки тому
    Que las mujeres, sin darse cuenta, se pusieran a pensar. El mismo refrán lo dice: piensa mal y acertarás. El pensamiento es, en sí mismo, un mal. Hay que evitarlo.
  • Millieцитує3 роки тому
    La gente es capaz de darlo todo con tal de no pensar. Sí, pensar: el gran riesgo del ocio.
  • Jośe Carrasco Amadorцитує3 роки тому
    La muerte será la prueba de que hemos vivido.
  • Gerardo Gutiérrez Díazцитує10 місяців тому
    PEINADORA (Asombrada y complacida.): ¿Otro?
  • Gerardo Gutiérrez Díazцитує10 місяців тому
    La peinadora está terminando de colocar los tubos, la red, los protectores contra el calor en las orejas de una cliente. La dueña vigila, con ojo de águila, el correcto funcionamiento de su negocio. Se abre la puerta para dar paso al agente de ventas, viejo conocido en esos rumbos, con quien se intercambian los gestos rituales de saludo. La dueña lo lleva a un sitio en el que puedan, cómodamente, discutir y anotar el pedido. El agente saca de su portafolio su as de triunfo: un nuevo catálogo.
  • María José Ramírez Padillaцитує10 місяців тому
    Es aconsejable la exageración, de la misma manera que la usan los caricaturistas, a quienes les bastan unas cuantas líneas para que el público identifique a los modelos en los que se inspiraron sus figuras.
    El texto, como se avisa desde el principio, es el de una farsa que, en ciertos momentos, se enternece, se intelectualiza o, por el contrario, se torna grotesca
  • Mateo Miramontes Caamañoцитує10 місяців тому
    Las luces y las imágenes del salón se desvanecen con lentitud y, de pronto, vemos a Lupita en una feria con sus juegos,
  • Mateo Miramontes Caamañoцитує10 місяців тому
    Es el mismo salón de belleza, las mismas clientes, la dueña y la peinadora.
  • Leslie Vanessa Paredesцитує10 місяців тому
    Cuando la luz vuelve a encenderse encontramos a Lupita, con aire todavía de extraviada, frente a un museo de cera en el que, en una serie de nichos, se encuentran —representadas de la manera más convencional posible— la Malinche, Sor Juana, doña Josefa Ortiz de Domínguez, la Emperatriz Carlota, Rosario de la Peña y la Adelita. Resucitadas por el escándalo, salen de sus nichos.
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