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Roberto Calasso

K

  • Luis Alvцитує2 роки тому
    «Oh hermoso instante, versión magistral, jardín salvaje. Doblas la esquina al salir de la casa y en el camino del jardín te sale al encuentro la diosa de la Fortuna.» Diosa que sólo nombró esa vez.
  • Luis Alvцитує2 роки тому
    sino que era una presencia permanente, invisible. En cada momento, un obstáculo inmenso e insalvable nos impide percibirla. Este obstáculo es la expulsión del paraíso en sí misma; de él decía que era un proceso «eterno en sus partes principales».
  • Luis Alvцитує2 роки тому
    ese «indestructible» es una palabra que aparece exclusivamente en cuatro de los ciento nueve aforismos de Zürau.
  • Luis Alvцитує2 роки тому
    es justamente allí donde queda excluida toda casualidad o contacto por mera yuxtaposición. Sólo esa vez Kafka se preocupó de dar una forma visual y espacialmente coherente a un texto suyo, casi subordinando a ella la disposición tipográfica. Cada una de esas frases se presenta como si le fuese intrínseco un carácter de máxima generalidad. Al mismo tiempo, cada una parece emerger de un vasto depósito de materia oscura.
  • Luis Alvцитує2 роки тому
    Kafka sólo puede comunicarse con Kafka, y no siempre.
  • Luis Alvцитує2 роки тому
    Una mezcla parecida se encuentra en la tesitura de los Diarios de Kafka. Pero en los aforismos toda redundancia, todo carácter accidental, toda insistencia queda abolida.
  • Luis Alvцитує2 роки тому
    cada fragmento es un aforismo en el sentido de Kierkegaard, un ser «aislado», que debe respirar rodeado de un espacio vacío.
  • Luis Alvцитує2 роки тому
    Este libro es como un diamante muy puro, enraizado en los vastos yacimientos carboníferos que había en Kafka.
  • Luis Alvцитує2 роки тому
    Kafka nunca hizo alusión a estos aforismos, ni en las cartas ni en ninguna otra anotación. No existe por tanto prueba, ni siquiera indirecta, de que se propusiera publicarlos.
  • Luis Alvцитує2 роки тому
    Antes de transcribirlos en las hojas de fino papel, Kafka había anotado los aforismos de Zürau en un cuaderno en cuarto, en el que figuran además otros fragmentos, a veces de características semejantes y no menos incisivos. La numeración sigue, casi sin excepción, el orden en que los aforismos aparecen en el cuaderno. Por eso es imposible atribuir a la secuencia una articulación razonada, como por ejemplo en el Tractatus de Wittgenstein.
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