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Agustina Bazterrica

Las indignas

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  • Lilián Carrascoцитує4 місяці тому
    Los colores se esfumaban y volvían, parecía que el calor estuviese transmitiendo un mensaje oculto escrito en el idioma secreto del fuego
  • Lilián Carrascoцитує4 місяці тому
    Era un rojo que lastimaba, el corazón congelado del sol
  • Lilián Carrascoцитує4 місяці тому
    Circe tenía los ojos abiertos y el cielo todavía estaba ahí, detenido
  • Lilián Carrascoцитує4 місяці тому
    Duele.

    ¿Cómo se extirpa un dolor que resplandece en todo el cuerpo, que atormenta la sangre, que se aferra a los huesos?
  • Lilián Carrascoцитує4 місяці тому
    Qué es la eternidad?, me preguntaron. Algo que dura para siempre, les contesté, aunque después dudé. Porque el mundo estaba agonizando, porque el mundo también podía desaparecer. Pero en ese momento no lo razoné como ahora que escribo con la luz de una vela que se consume poco a poco, porque afuera llueve y el cielo está negro.
  • Lilián Carrascoцитує4 місяці тому
    la verdad es cambiante, se contrae, implosiona y tiene la potencia de una bala. Puede ser letal
  • Lilián Carrascoцитує4 місяці тому
    Atiné a preguntarle por qué me decía eso, pero me puso un dedo en los labios y acercó los suyos, casi tocando los míos: la verdad, esa esfera que, también, contiene dentro de sí a la mentira que gira a otro ritmo como un engranaje que parece roto, innecesario, pero que es vital para que el mecanismo funcione. Lo difícil es descubrir la mentira dentro de la esfera.
  • Lilián Carrascoцитує4 місяці тому
    Mientras me acariciaba la espalda, Lucía habló con el amarillo traslúcido de los lobos, con esa voz dorada que era como tocar el corazón del sol. Susurró: la verdad es una esfera. Nunca la vemos completa, en su totalidad, se desliza por nuestra garganta, por nuestro pensamiento
  • Lilián Carrascoцитує4 місяці тому
    Lucía me agarró del pelo y apoyó todo su cuerpo sobre el mío, toda su piel, toda su boca. Cerramos los ojos para gritar al unísono, para desaparecer la una en la otra, y cuando los abrimos las luciérnagas ya no estaban. Pero estaba la luz.

    La nuestra.
  • Lilián Carrascoцитує4 місяці тому
    Lucía estaba ajena a todo, como si hubiese quedado atrapada en la Dimensión Intangible, en ese lugar que está detrás del aire, donde, según lo que nos dijo la Hermana Superior, se fueron las elegidas que no vimos más. Algunas dicen que eran elegidas que descifraban mensajes oscuros, que confundían las señales verdaderas de nuestro Dios con las del Dios erróneo, del hijo falso y la madre negativa. El cuerpo de Lucía estaba, su olor dulce, el abismo azul, pero ella se había ido.
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