Correspondencia 1925–1975

Heidegger habla en una ocasión, muy en el sentido de Platón, de la «facultad de asombrarse de lo sencillo», pero añade a diferencia del filósofo griego: «y de aceptar como morada este asombro» (15).

Sólo la fe que en cuanto fe en el otro es amor, puede acoger realmente al «tú». Cuando digo que me alegras enormemente y que mi alegría crece contigo, significa que creo al mismo tiempo en tu historia. No me estoy aderezando un ideal –y menos aún podría estar tentado a educarte en ese sentido o algo por el estilo; sino que te amo plenamente –tal como eres y seguirás siendo con tu historia.

¿Y qué podemos hacer salvo – abrirnos – y dejar ser lo que es? Dejar ser de tal manera que nos signifique una alegría pura y una fuente para cada nuevo día de la vida

Vita activa. Sobre las actividades no activas del ser humano: pensar, querer, juzgar.

El final de la filosofía», como dice Heidegger (7), pero un final que honra y respeta a la filosofía, provocado por aquel que más profundamente estaba ligado a ella

Probablemente, esto «inefable» de que habla Platón en la Séptima carta convierte el pensamiento en algo tan solitario y, sin embargo, constituye el caldo de cultivo siempre diferente del que el pensamiento surge y se renueva continuamente

El recuerdo, que en el pensamiento se convierte en conmemoración, ha desempeñado un papel tan importante en la historia del pensamiento sobre el pensamiento como facultad mental porque nos garantiza que la cercanía y la lejanía, tal como están dadas de manera sensible, son capaces de tal inversión.

Este es entonces la patria; fue al menos la única patria que estuvimos dispuestos a reconocer

La facultad» de «asombrarse ante lo sencillo» al menos a veces es con toda probabilidad propia de todos los seres humanos, y los pensadores conocidos del pasado y del presente seguramente se distinguían por el hecho de desarrollar a partir de este asombro la capacidad de pensar o, si se quiere, el pensamiento adecuado a cada uno.

Entre dos personas surge a veces, muy pocas, un mundo