Con tinta de médico

Al igual que la medicina se practica con los pies en el suelo y cerca de nuestros pacientes. No debemos olvidar que se ejerce en equipo, y por ello, debemos respetar, cuidar y agradecer a cada miembro del mismo su trabajo, porque todos somos importantes, porque todos somos parte del éxito.

Si no recordamos lo que somos ni lo que fuimos.
Si no recordamos haber amado ni lo que vivimos.
Si solo somos 40 kilos de piel y huesos, encarcelados en un cuerpo que pide descanso a gritos.
¿Por qué a la caprichosa muerte le cuesta tanto arrancarnos de este cruel destino?

Siempre nos visita por algún problema social disfrazado de patología médica.

En ocasiones perdemos fuerza con el paso de los años y la muleta del amor es el apoyo perfecto para resistir las acometidas de la vida.

En cada guardia ocurren historias que merecen la pena contarlas, porque en la vida lo que no se vive, se necesita aprenderlo de aquellos que ya lo vivieron.

Los años me enseñaron que las auténticas aventuras de la vida, no se descubren en la cima de las altas montañas, ni en lo profundo de la salvaje selva, ni cuando surcas peligrosos ríos.
Las verdaderas historias de la vida ocurren bajo nuestros techos, detrás de nuestras puertas, entre nuestras sábanas, bajo el abrigo de los seres que amamos y por supuesto en nuestros domicilios.

la primera ley de las emergencias es que nuestra seguridad es lo primero,

Creo que la creación de una especialidad en Urgencias y Emergencias sería necesaria en España, aunque eso no quita que los médicos de familia deban estar formados para atender urgencias y emergencias desde atención primaria, porque son una parte fundamental de la cadena.

pero nada más aterricé en una ambulancia y me puse en faena, descubrí material, equipamientos y técnicas que para variar desconocía. La tabla corta, la larga, el colchón de vacío, el chaleco de extricación, la boa, la pistola de inyección intraósea, la técnica del volteo, vamos, que de nuevo me tocó ponerme en modo alumno y comprender, que en esta profesión no hay maestros sino eternos estudiantes, y que la medicina extrahospitalaria es todo un arte por descubrir.

Los residentes sin duda alguna, siguen siendo la mano de obra barata y el verdadero motor de estos nosocomios.