Mientras embalo mi biblioteca

Sin embargo, al menos en un sentido, toda literatura es acción cívica; porque es memoria. Toda literatura preserva algo que de otra manera desaparecería con el cuerpo del escritor. Leer es reclamar el derecho a esta inmortalidad humana, porque la memoria de la escritura es totalizadora e ilimitada

En mi final está mi principio”, se dice que María Estuardo

Cada pérdida (al menos parcialmente) es para toda la eternidad.

Nada que importe puede reemplazarse de verdad.

Como dijo Chesterton una vez: “Si vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo mal

Cambiar el mundo, mi amigo Sancho”, le dice don Quijote a su fiel compañero, “no es ni una utopía ni una locura, es, sencillamente, justicia”

Ayn Rand quien, en sus novelas desafortunadamente populares, sostenía que “la pregunta no es quién me lo va a permitir, sino quién me lo va a impedir”

Una biblioteca nacional debe ser también custodio de los hechos y los testimonios de nuestra experiencia del mundo. “Una biblioteca tiene que ver con la evidencia

El mundo”, escribió la poeta austriaca Ilse Aichinger, “está hecho de aquello que exige ser observado”

Cuando, en el siglo I a.C., Diodoro Sículo visitó Egipto, vio en la entrada de las ruinas de una antigua biblioteca la inscripción: “Clínica del alma”.