Entendí al vuelo que seguiríamos luchando y que ese equipo sería siempre nuestro equipo, y que, si no nos dejaban jugar al fútbol, encontraríamos otro deporte y lo daríamos todo en él. Y bueno, al fútbol jugaríamos más tarde, cuando por fin nos librásemos de los fascistas. Así les enseñaríamos quiénes eran las hermanas Boccalini.
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