Queda así dibujado el Estado ideal. Una comunidad con tres clases rígidamente separadas, en la que no hay lugar para la riqueza (no hay que superar lo estrictamente necesario), donde el poder censura aquellos contenidos considerados inapropiados, donde la unión entre hombres y mujeres está sujeta a los designios del Estado, en la que los hijos se separan de los padres y se cancela toda dimensión humana en la procreación, donde se censuran la risa y los placeres por ser poco edificantes, en la que a la inmensa mayoría de la población no le está reservada otra misión que la de obedecer y producir, donde los enfermos o los «mal constituidos físicamente» son dejados morir para no convertirse en una carga…