He aquí un gran palacio de mil años de antigüedad, de tejas y ladrillos desmoronados, de vigas y muros hundidos, que es en verdad aún imponente, pero que a la primera tormenta se derrumbará en el suelo. No obstante, las gentes que habitan este palacio no se preocupan y duermen apaciblemente, como si no viesen ni oyesen nada. En cuanto a aquellos que se han apercibido del peligro, se conforman con llorar amargamente y esperar la muerte, desalentados, pero no piensan en hallar una solución. Alguien más dotado que los demás se esfuerza por reparar las grietas y tapar los agujeros con el fin de poder vivir con comodidad, seguramente durante un breve periodo y con la esperanza de una mejora. Estos tres tipos de personas utilizan su inteligencia de forma distinta, pero cuando estalle la tormenta perecerán juntas