Bibliotecas

La biblioteca ideal encierra la promesa de todo libro posible.

La biblioteca ideal es un lugar de lectura en el sentido más amplio del término.

«Lys ce que voudra» («lee lo que quieras»).

Los que leen, los que nos dicen qué leen,

los que pasan ruidosamente las páginas de los libros,

los que tienen poder sobre la tinta roja y la tinta negra,

y sobre las imágenes,

esos son los que nos dirigen, nos guían,

nos muestran el camino.

Código azteca de 1524, Archivo Secreto Vaticano

Las bibliotecas de libros imaginarios nos deleitan porque nos proporcionan el placer de la creación sin el esfuerzo de la investigación y la escritura, pero son doblemente enojosas, primero porque no pueden coleccionarse y segundo porque no pueden leerse. Son tesoros prometedores que deben permanecer vedados a los lectores.

«Imaginar el argumento de una novela es una tarea placentera», dijo una vez Borges. «Escribirla es una exageración».

La enciclopedia mundial, la biblioteca universal ya existe y es el mundo.

Y sin embargo, ambas bibliotecas —la de papel y la electrónica— pueden y deben coexistir. Desgraciadamente, con demasiada frecuencia se favorece a una en detrimento de la otra.

Una sociedad depende de sus bibliotecas para saber quién es, porque las bibliotecas son la memoria de la sociedad.

Aun cuando está hecha de paredes y estantes y libros, la biblioteca ideal está en la mente. La biblioteca ideal es la biblioteca recordada.