Podemos vivir persiguiendo objetivos y recompensas, sumidos en la preocupación y las lamentaciones. O podemos despertar al verdadero tapiz en evolución que es el mundo que contemplamos y ayudamos a crear, en el que cada hilo importa y ninguna hebra está sola. Podemos vivir aislados, o podemos despertar al saber que es común a todos los seres vivos y a la comunicación con ellos, en profundo alineamiento con la fuente de la conciencia.